viernes, 24 de noviembre de 2023

LA DERECHA TORCIDA


 LA DERECHA TORCIDA

No sé  por qué el significado de 'derecho' o 'derecha' se tiene como por 'bien conducido'.

Ayer, en una conversación sobre temas varios y personales, que establecimos una persona allegada y yo, muy querida por mí esta amistad y desde hace treinta años, surgió el tema de su ciudad, de cuyo nombre ahora no quiero acordarme. 

Bien; esta amistad me decía que había cambiado mucho su ciudad, que estaba llena de moros, que hay barrios en los que sólo viven moros, que encima suyo vive un argentino, que toda esa gente recibe más ayudas que nadie, que les dan de todo, que... conoció a una mora, que cobraba ayudas y trabajaba 'de negro', ella y el marido y que 'untaba' con dinero al profesor de la autoescuela... Esto no lo entendí muy bien,  porque no le veo el sentido a la fechoría, pero ahí lo dejamos: fue lo que me dijo. 

Yo, por supuesto y como no podía ser de otra manera, argumenté con todo mi razonamiento,  intentando hacerle ver que eran personas que habían venido a trabajar y a buscarse la vida, que de todos los 'colores' hay listillos y que no estaba bien pensar que, por ser extranjeros, ya venían a delinquir y a quitarles a esta persona, a los españoles, el pan de la boca. 

Qué pena más grande; pena y terror, siento.  ¡Anda que no son peligrosos los que así piensan y se conducen!, ¡son como jaurías irracionales llenas de odio y de resentimiento,  son como animales acorralados que no dudan en echarse al cuello del que no es como ellos!


Estimados amigos, ¿cuán derecha es la derecha; cuánto tiene de derecho?, ¿realmente es derecho su discurso?

Allí los vemos ahora en Madrid, enseñando los dientes, rabiosos contra todos los que no son como ellos e insultando a los pobres periodistas...

Siento terror. Esta gente es muy peligrosa y sus políticos alientan el odio. Dan miedo. 

Espero que el nuevo presidente sepa lo que hace y no acabe esto en otra guerra civil. ¿Cuál sería el papel del rey aquí, pues hasta a los Borbones parecen odiar esos de la calle?

Particularmente pienso que, dada la circunstancia y las piezas que había en el tablero, PP y PSOE tendrían que haberse entendido para formar gobierno,  dejando a Puigdemont donde está, a los de VOX en su rincón o no tan 'rincón', pues ya gobiernan en autonomías... Agitar el avispero por estos motivos nos lleva a escenarios inciertos e impredecibles. Fijaos si no en lo que dicen los militares retirados, después de que, en el año 21, dijeron que habría que fusilar a millones se españoles...

Por eso me da tanto miedo esa derecha que torcida se conduce. 

Pido a la razón, cordura, a la inteligencia, cautela, a los corazones, templanza.

Que los ángeles nos asistan y pongan mesura en esas mentes, porque, como esto siga así van a pasar cosas muy muy graves y no descarto un conflicto. 

Estoy aterrorizada, sinceramente.

sábado, 21 de octubre de 2023

"¡¡OH, MUNDO!!"


 "¡¡OH, MUNDO!!"

Con las manos alzadas enmarcando su rostro velado, una médico de un hospital de Gaza gritaba, a la vista de muchos que la observaban con los rostros desencajados por el miedo y el dolor, llorándole al mundo como testimonio desgarrador de la brutalidad de ver a los niños asesinados, desmembrados, desangrados. Como escapada a la impotencia sus gritos; a la desesperación: "¿Es que nuestra sangre vale menos que la vuestra?", vociferaba rota en llanto ante la cámara que la grababa, quizá con la esperanza de que, en algún lugar del mundo -"¡oh, mundo!"-, alguien pudiera hacer algo para acabar con los bombardeos, con las muertes, paliar el hambre, la sed, el terror, la pena, la incertidumbre.

¡Oh, mundo...!, ¡¡mundo...!!

Mundo anestesiado que parece sumar películas en vez de realidades, mundo que sigue odiando, litigando con el vecino; mundo cisma de la pretensión de superioridad y el dominio al otro, mundo con el ridículo penacho en su cabeza de un dios hecho a imagen de la humanidad; un dios hecho a la imagen de la insignificante naturaleza humana, yerma de confianza en el Dios amoroso que nos creó.

Y ahí sigue, ¡oh, mundo!, guerreando y asesinando, unos y otros, por una tierra, por unos ideales, por un constructo que sale de cabezas enfermas de odio. 

Con las manos alzadas frente a su rostro,  cubierta con su velo islámico, una doctora de un hospital de Gaza gritaba desesperada, aterrorizada, desbordada: "¡¡Oh, mundo!!".

Y, el mundo, en vez de aprender, en pocos días, continuará con la "película" que se le da cada día a través de las pantallas de los televisores, ya sea en Gaza, en Israel o en una de Van Damme -para el mundo todas ellas ocurren frente al sofá o cómodamente sobre él, móvil en mano-. Considerará que habrá que seguir visionando violencia en cuantas más versiones mejor, porque la anestesia de la democracia nos salva el pellejo de la atrocidad, de momento; miramos por las ventanas y no caen bombas, todos los edificios están en pie. Así, acudirá el mundo al centro comercial; preparará el 'Halloween', imitará el mundo las vísceras y la sangre, las carnes suturadas o desmembradas porque, con la anestesia, no duelen las tripas al aire y reirá el mundo la representación de la barbarie, porque no tendrá bastante con lo que su conciencia sabe, pero sus ojos no ven y su corazón, ¡oh, mundo!, no parece sentir. 

Me preguntaba alguien tras la explosión, la masacre al hospital de Gaza, qué se puede hacer desde aquí. Qué. 

¿Qué? 

Es imposible, me niego a creer, que no se sepa que un mundo mejor es amar a los demás,  empezando como sea.


Imagen de la web: 'Gazeta do Povo'

sábado, 1 de abril de 2023

LOS "ACONGRESADOS"


Se inaugura el Congresolenguacádiz en el Teatro Falla a medio día. A dicha inauguración se asiste sólo por invitación, según se especifica en la web. Durante varias semanas, por e-mail e Instagram, he preguntado sobre estas misteriosas invitaciones y no contestaron a mi pregunta: "¿En base a qué criterio se dan dichas invitaciones?" Entiendo yo que, los inscritos, tenemos derecho a asistir a los eventos de inauguración y clausura. Pues no sólo no tenemos derecho, sino que tampoco lo tenemos a que se explique por qué los organizadores lo han gestionado de esta forma. 

Ayer por la mañana, tras mucho insistir, recibí finalmente un correo en el que se usaba graciosamente el adverbio "ya": no es posible "ya", por problemas de aforo. Qué oportuna e increíble excusa, ¿verdad?, como si fuésemos tontos. ¿Hay que "caer bien", ser catedrático, señora "de", señor "de", político, director de algo muy gordo, rey...? Parece ser que sí, que es eso. Y es este el motivo por el que no han tenido a bien resolver mi duda: porque la explicación sería ilógica, pondría el foco en el injusto ostracismo y, ¡claro!, eso no viste como el traje de ceremonia. Aceptar que han dado las invitaciones a quienes han querido..., ¡qué ignominia aceptar que han discriminado en la ciudad de la Constitución!, ¡qué pérdida de elegancia sería, de pose! Qué feo y qué mal lo habéis hecho, organizadores. Qué feo, qué poca elegancia, ¡contestar el último día a mis  mensajes pero sin responder!; hacer lo que os da la gana, en resumidas cuentas. Así, en un rato los señores, señoras, etcétera, los "acongresados", ocuparán sus asientos en la "casa de los ladrillos coloraos", (¿sabrán todos que así llama el pueblo gaditano a nuestro Teatro?), pero sin pasárseles por la cabeza la idea de que ellos, nunca, por más cargos y títulos que tengan, conseguirán ser más que nadie y, por supuesto, que no tienen el uso exclusivo de la Lengua Española, como lo tienen de la ropa buena y de las invitaciones porque sí. 

UN PRÍNCIPE DE BANDERA

Las anécdotas se habrán acumulado, desgarradas de su matriz, en infinitas realidades durante el Congresolenguacádiz; cada palabra dicha, cada pensamiento no verbalizado, la mirada atenta, la atención olvidada..., todo ello habrá confluido en sendos multiversos, aquellos lugares sólo conocidos en plenitud por los dioses. Cada mortal será conocedor de una ínfima parte, una secuencia de incalculable valor para cada uno de nosotros, pero que, en realidad, será una ridícula pieza del carrusel de sentimientos, vanidades, anhelos y conocimientos vertidos en los últimos días en Cádiz y, a su vez, en todos los ciudadanos que no han asistido al Congreso. 

En aquel cuello de botella, donde confluyen las aguas de todos estos ríos, un cisma infinito acude a la llamada de la ignorancia auto complaciente, emporio de la ternura aun así y he aquí que quiero aportar el reflejo contrario del hilo de Ariadna; lo que está perdido, tan increíblemente alejado de todo lo ocurrido. El pasmo que produce la constatación de su existencia, aún me impide coger el sueño pese al cansancio. 

De camino a Chiclana esta noche, en el bus de las diez y cuarto, un señor que olía a sudor regresaba de trabajar. Sentado detrás de mí, acabó su viaje saludando a otro que le había reconocido y, casi a voz en grito, comenzó a relatarle su día. Enseguida desveló su pieza del carrusel:

"De ahí vengo, que me zalió un trabajito en Cadi, quitando lah banderitah eza der príncipe..."

¡Maravillosas piezas del puzzle humano!



martes, 1 de noviembre de 2022

DIÁLOGO CON EL CORAZÓN

He soñado hoy con las palabras envueltas en un ser humano, con el caballo galopante de su voz, que las portaba. He soñado con su declarado amor mientras mis dedos se enredaban entre los rizos de sus cabellos.

Él era la ventura que, los colores, aniñan las miradas al mundo, pobreza feliz del poeta, locura que transita o fluye por el verso mismo, era el mago que recoge entre sus manos la ambrosía extraña de otros mundos y las porta hasta aquí, a los pies de sus iguales mortales. Él era medio dios y medio hombre; soñado trovador de mi corazón.

Desperté habiendo perseguido a la cierta razón; en ello estaba cuando desperté:


«No te confundas, querida mía; ningún ser puede ser reposo de tu amor más que la palabra misma, pues es a ella a quien amas y, por más, al caballo terrible de la voz humana cuando la viste y engalana. El humano, por tanto, es agua que se derrama por sus costados, incesante y trémula incontinencia, torpe y caprichosa existencia... Sin embargo tú, ¡oh, palabra bendita!, ¡oh, corcel certero de la declamación!, ¡tú sí eres un diamante puro, un transparente remanso, brillante y gélido en donde posar mi amor, tranquilo!»

viernes, 7 de octubre de 2022

MI ENCUENTRO CON EL EDITOR DE BOLAÑO

 MI ENCUENTRO CON EL EDITOR DE BOLAÑO

En ocasiones, las casualidades cubren la realidad de estupor. Tanto es así que, en efecto, puede paralizarse la capacidad de reacción o, con suerte, se ve lentificada.
Esto es lo que me ha sucedido esta tarde en Cádiz, cuestión que ha llevado mi pensamiento en volandas por veredas espinosas hasta este mismo momento y que me ha hecho cruzar los dedos como colegiala que no sabe a ciencia cierta si ha sido pillada «in fraganti», deseando que, la persona que vi en la esquina de la Plaza de las Flores, no oyese mi crítica tajante hacia su argumentación expuesta en la reciente actividad celebrada por la universidad. 
Resultó que, una persona asistente a la conferencia de ayer, a cargo de Ignacio Echevarría, me llamó esta tarde por teléfono. Yo caminaba desde la zona de Plaza de Abastos hacia la Plaza de las Flores, pasando cerca de las mesas que, la legendaria cafetería «La Marina», tiene dispuestas junto a su Fachada. Pues bien, en el preciso instante en el que yo decía la frase (a viva voz y con claridad): «A ningún escritor le gusta que le metan las tijeras a sus textos...», dando así argumento a mi pensamiento y contrariando una de las cuestiones que Ignacio Echevarría defendió ayer tarde en UCA, casi rocé a mi paso una de las mesas de «La Marina», en concreto la que estaba justo en la esquina, visualizando al mismo señor Ignacio Echevarría solo, sentado allí, disfrutando de lo que me pareció una bien servida bandeja de tortillitas de camarones. El hombre alzó la vista al instante, como gesto curioso, quizá por ser testigo involuntario de la vocalización de una serie de palabras para cuyo significado conjunto él poseía una firme y opuesta convicción. Inmediatamente le reconocí y quise que me tragase la tierra, aunque en seguida deseé buscar una excusa verosímil para sentarme a su lado, conocerle mejor y debatir sobre el trabajo de los editores -si es que él considerase que hubiera algo que debatir-.
Me hubiese gustado decirle mi nombre, enseñarle mi libro «Condominios» y pedirme una cerveza. Pero continué, azorada, colgada al teléfono, confiándole a mi interlocutor misterioso lo que acababa de ocurrir. Estoy completamente segura de que Ignacio Echevarría no me reconoció, pero oírme sí me oyó. Me sorprendió que estuviese solo, pareciéndome entrañable verle disfrutar con tanta celeridad de una receta gastronómica tan nuestra. Me gustó. Creo que este será uno de los únicos escenarios en mi vida literaria en el que comparta una «mirada» con un editor, habida cuenta de que, hasta hoy, nunca me ha llamado ninguno, ni siquiera para intercambiar puntos de vista.

¡Ave, César(es)!


domingo, 17 de abril de 2022

LA RESURRECCIÓN ENDÓGENA

Construye el ser humano con maestría castillos en el aire. Edifica, con absurda solemnidad, atalayas con arena y torres con suspiros. Pone en pie libros de humo y roba, ¡oh, milagro!, palabras al viento. Así aleja el ser humano su espanto. 

El miedo es el trenzado que sostiene las religiones, la urdimbre que crea un dios que habrá de salvarnos de nosotros mismos, pobres cobardes, incapaces de gestionar sin tutor las propias miserias e inmundicias. Así, el ser humano crea la divinidad a la que adorar, el clavo incandescente, ilógico y absurdo, de un ser superior y, en aras de una creatividad pasmosa, le da apariencia antropomorfa, lo sienta en una nube y define cielos e infiernos.

Todo ello habría de quedar atrás, en el espacio de tiempo de un medievo más extenso que el histórico y que convive todavía hoy con el mundo digital y los avances científicos. Sabemos que Jesús de Nazareth fue un predicador como tantos cientos que pululaban por aquellas tierras en aquellos tiempos; era uno más que decía ser 'el hijo de dios'. Y, aun no teniendo constancia de que resucitase, el ser humano sigue aferrado a aquellas zarzas ardientes. 

Me diréis ahora: ¡Es la fe...! 

¡La fe!, ¡la cobardía, digo yo!, ¡la cobardía y el infantilismo, la irresponsabilidad de no afrontar las propias carencias y las propias imperfecciones!, ¡la obcecación de creerse el centro del universo, de sentirse más importantes que nada en este planeta!, así destruye el humano y come carne sin ser lícito, pues a seres vivos maltrata haciéndolo. Asesina en nombre de sus deidades para argumentar así sus intereses egoístas, porque, ¡mirad!, ¡no sirve de nada adorar a dioses; sigue el humano rastrero y vil desde la noche de los tiempos! ¡No es ese el camino, absurdos y ridículos humanos! 

La verdad no es esógena; está dentro de cada uno de nosotros y desde todos los lugares en los que habita cada uno de nuestros corazones. Si tenemos la humildad suficiente para evolucionar como especie, hallaremos la verdadera gloria, que no es sino la paz interior. 

No busquéis en resucitados, porque os mentís. Tengamos fe en lo que somos y en lo que habremos de mejorar. Fe en nosotros, no en cuentos de hadas, porque en nuestros corazones está el camino la verdad y la vida.